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sábado, 23 de julio de 2011

"Seamos amigos", en este caso, una espada directa al corazón.

Una calurosa mañana de verano, un suave rayo de sol le dio en la cara despertándola lentamente. Con los ojos entreabiertos caminó hacia el baño y se mojó la cara, elevó la cabeza y mirando al espejo observó en su cara el brillante dibujo de una sonrisa. Se secó y al volver a quitar la toalla ahí seguía, sin que se diera cuenta, sonreía. Después de hacer todo lo que solía hacer después de levantarse, entró en su cuarto y se sentó en la cama un rato, bajó la cabeza y allí estaba, la pulsera que esa persona tan importante le había regalado. Levantó su mano izquierda para tocar la pulsera y en el mismo momento en que entraron en contacto, su móvil sonó, era un mensaje, pero... ¿ de quién podría ser ?
Soltó la pulsera y cogió el móvil nerviosa, sus amigos la solían llamar. Abrió el mensaje y ahí estaba, el nombre de su ilusión, leyó y todo lo que ponía era: " Esta tarde, 5:30, donde siempre, te amo". Miró la pulsera y su sonrisa se agrandó todavía más, ya tenía la respuesta de la imagen del espejo.
                                                       [...]
                             
                                                        
Eran las 5 de la tarde cogió el móvil, las llaves y algo de dinero, aunque no lo necesitaría para disfrutar. Media hora después llegó al lugar de siempre, él no estaba allí todavía así que decidió esperar sentada. Pasados 10 minutos se levantó para mirar alrededor, no había nadie. Bajó la cabeza para mirar el reloj de su móvil, en ese momento algo la agarró delicadamente y la giró, no pudo ver quien era porque en un instante se estaban besando. A pesar de no haber abierto los ojos, ella sabía perfectamente quien era . Su forma de besar, su olor, la forma en que la tocaba (con delicadeza pero a la vez con decisión, como si fuera un tesoro fácil de romper)... Ella dejó caer el móvil y elevó las manos para colocarlas suavemente en el cuello de "su amor". Sus labios se despegaron y sus ojos se miraron fijamente, él le colocó el flequillo lentamente y la abrazó. Un intenso "te quiero" llegó a sus oídos como una dulce ráfaga de viento.
                                                         [...]
                                                 
Habían pasado 2 horas y media desde que se vieron y allí estaban, los dos juntos en el césped, mirando al cielo que se estaba empezando a nublar. En poco tiempo, empezó a hacer viento y frío, los dos se sentaron,  no parecía que fuera a llover, pero el frío no les hacía sentir bien. Ella empezó a tiritar y abrazó su propio cuerpo con objetivo de darse calor. Él, que se había dado cuenta se quitó su chaqueta y se la colocó a ella, llevaba dos camisas, con eso se mantendría un poco caliente. La abrazó un rato hasta que pasara el frío, cuando dejó de hacer viento los dos se miraron y sin poder resistirse se besaron, aunque llevaban toda la tarde besándose, las ganas que tenían el uno del otro les impedían parar de hacerlo.
Llegó la hora de marcharse y después de despedirse ella le dejó su chaqueta y se encaminó hacia su casa. A medio camino empezó a oír a alguien que decía su nombre, la voz le sonaba familiar. Después de un rato se dio cuenta de que era su madre, que la llamaba porque debía recoger toda su habitación. Extrañada abrió los ojos, todo había sido un sueño y esa bonita tarde había sido ficticia. Muy triste miró la pantalla de su móvil y vio que tenía un mensaje, era del protagonista de sus sueños. Lo abrió y empezó a leer: "Esta tarde vamos a quedar unos cuantos para ir al cine, ¿ quieres venir ?. Besos, tu mejor amigo.
Sueños, los deseos del subconsciente .

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