Bienvenido. ¡Vive y deja vivir!

sábado, 23 de julio de 2011

Quod erat demonstrandum

Era media noche y no podía parar de pensar en él. De pronto, escuché el tono de mi móvil. ¡¡¡Era él!!! Cuando me mentalicé de lo que suponía eso; cogí el móvil  tan rápido como pude y saludé haciéndome la interesante...
-Si...
+Hola, ¿qué estabas haciendo?
-Lo de siempre, escuchando música a ver si me quedaba dormida... ¿Y esta llamada?
+No sé, supongo que me acordé de ti y te llamé.
-Hacía tiempo que no hablábamos...
+Lo sé, la verdad es que no entiendo cómo me has podido perdonar.
-La verdad es que yo tampoco lo entiendo. Me has decepcionado, pero no sé qué es lo que me impide el mandarte a la mierda.
+Me arrepiento de tantas cosas.
[...]
Seguimos hablando media hora más, pero esa conversación tenía un sabor agridulce. 
No sé por qué pero tenía la sensación de que estaba sangrando por dentro... Fui al baño, me lavé la cara y, acto seguido, me pregunté: "¿Por qué siempre te pasa lo mismo?" Después volví a mi habitación y lo primero que ví fue una foto de mis abuelos. Sonreí recordando todos los momentos que había pasado con ellos, recordando los últimos abrazos y los últimos consejos... En ese momento, era la una de la madrugada y dije: "Hoy es otro día, quizás sea mejor que ayer".

                                                                                                               -diariodejulieta-

No hay comentarios:

Publicar un comentario