Bienvenido. ¡Vive y deja vivir!

viernes, 11 de marzo de 2011

Historia.

Un día como otro cualquiera él salió de casa esperando tener un día normal, clases, amigos, risas... Llegó al instituto y se reunió con sus amigos sin darse cuenta de que al otro lado del pasillo dos ojos le miraban con ilusión. Avanzó la mañana y esos dos ojos brillaban en busca de su alimento, la imagen que le hacía sentirse vivos. Lo miraba desde lejos, sin destacar, con delicadeza pero con la mirada intensa deseando que él la mirara y ella fuera capaz de sostenerse mirándole a los ojos. Sonó el timbre y su mundo se vino abajo tendría que estar varias horas sin verlo, no sabía si podría soportarlo, pero no podía dejar de ir a clase, al fin y al cabo los estudios eran lo que en un futuro le iba a dar de comer. 
Después de varias horas, de haber comido y de haber estado hablando con sus amigas; ella buscó desesperada al que, en ese momento, era la razón de su existir. Lo encontró solo, cosa rara en él ya que siempre estaba rodeado de gente, tomo aire y algo la empujo a acercarse a él, una vez al lado suyo se preguntó lo que había hecho, no iba a tener valor para saludarlo, pero lo hizo.
- Hola...
- Hola.
- ¿ Que haces aquí tan solo ?
- Pensando, a veces hasta a mi me hace falta un momento de soledad para poder pensar en mis cosas.
- Comprendo, a mi me pasa lo mismo, aunque más a menudo.
Después de lo que para ella fueron los mejores minutos de su vida, miró el reloj, era casi la hora de entrar a clase y tenía que hacer algo para hacer de ese día el mejor de su vida y así lo hizo, pensó que si había llegado a ese punto podría conseguirlo, contó tres y sin pensarlo le dijo...
- ¿ Te gustaría quedar un día después de clase ?
- Hubo un momento de silencio tras los cuales se oyó un claro y conciso SI.
- Si porque no, me caes bastante bien podríamos llegar a ser buenos amigos.
- Ella sin pensarlo, le dio un abrazo, se despidió y se fue.
Al llegar a su casa se sentó en la cama y sonrió hasta que le dolió la boca, había tenido valor de hablar con el chico de sus ojos, ojos que lo habían mirado escondidos detrás de la multitud y que ese día habían tenido valor para hacerse notar...
Empieza dando el primer paso.

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