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miércoles, 30 de marzo de 2011

Adios y Te quiero... Tan diferentes, tan iguales.

Con una única palabra, nuestro mundo puede derrumbarse, esa palabra es capaz de hacer pensar a nuestra cabeza mil cosas en tan solo un segundo y puede llevarnos a lugares imposibles en poco tiempo. Esta simple palabra resuena en nuestra cabeza y puede durar mucho tiempo hasta que difícilmente la olvidamos, hace que nuestro corazón se estremezca y lata más rápido... Nuestra respiración se acelera y una lágrima lucha por no salir.
En cambio, otras dos palabras hacen que nuestro mundo parezca más bonito, pero también nos hacen pensar, nos transportan, provocan cambios en nuestro ritmo cardíaco y respiratorio y nos hacen luchar contra esa lágrima, esta vez signo de felicidad.
En este caso, una palabra separa la felicidad de la tristeza.

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