Llegó la tarde y llegué a "nuestro árbol", en el que siempre quedábamos. Allí estaba yo, apoyada en él esperando a que llegara. A las cinco y algo, lo vi venir y me incorporé para darle un abrazo. Nos acostamos en el césped como siempre y así pasamos el tiempo, callados, pero a la vez diciéndonoslo todo. Muchas veces nuestros labios se unieron, pero pocas palabras salían de nuestras bocas. Pasado una rato nos sentamos para hablar un ratito:
-Te echaba mucho de menos, logré decir, me daba pena romper el silencio.
+Pues no te imaginas lo que te he echado yo de menos también.
-Tu olor, tus abrazos, tus besos y sobretodo tus "te quiero" ya son algo cotidiano y no tenerlos era difícil...
+Bueno... el caso es que si ahora te dijera un "te quiero" sería un poco falso y se quedaría corto.
-¿Por qué?
+Porque ahora mismo no es lo que de verdad siento y llevo un tiempo preguntándome: ¿Por qué quererla si puedo amarla?
-Ámame pues, si es lo que quieres.
+No tengo que hacerlo, ya lo hago.
Y así pasó la tarde y la luz fue bajando su intensidad. Esa persona, la persona que me ama, siempre sabía como dejarme sin palabras y con una sonrisa. Por eso me he dado cuenta de que yo también lo amo.

-Diariodeunaenamorada-
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Un besazo!^^
Muchas gracias! Me pasaré por el tuyo! Un beso (K)
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