Y ya son 15 añazos. Quince años en los que me he dado cuenta de que cada persona es un mundo, que todo cambia, que la gente viene y va, que tenemos todo lo que cultivamos y que la vida nos da los palos necesarios... Y ya hace más o menos uno o dos años en los que he aprendido a vivir y a dejar vivir con la madurez necesaria para cada momento.
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