Había cometido errores en el pasado, sí. El lío que había tenido en la cabeza le había hecho perder algunas de las cosas mas importantes de su vida. Había vivido la vida el límite y disfrutado de su libertad. Pero ahora, después de haberla visto, su cabeza empezó a recapacitar. Una gran cantidad de recuerdos inhundaron su memoria y sintió que la necesitaba. Necesitaba volver a sentirla, volver a tocar sus labios y acariciar su pelo. Deseaba con todas sus ganas volver a mirarla a los ojos, esos ojos llenos de vida, y decirle te quiero, volver a hacerle ver que era "la mejor", pero no sabía cómo. Hacía de eso tanto tiempo que ella ya habría rehecho su vida, tal vez ella no lo quisiera ver.
Sentía miedo, sus malditas manías y su manera de vivir la vida le habían jugado una mala pasada, le habían hecho perderla... a ella, a lo más hermoso que había tenido, a la que de verdad amó y a la que lo hizo sentirse amado y especial. Aquella que le había entregado su corazón junto con su cuerpo, aquel cuerpo que tantas veces lo hizo enloquecer, aquellas curvas que conocía tan a la perfección. Todo eso, lo había perdido. Y ahora se preguntaba el por qué de su idiotez.
Cuando la dejó marchar era consciente de lo que perdía y aún así lo dejó pasar. Ahora sentía un odio hacia si mismo por esta razón.
Nunca la había necesitado, tal vez su cabezonería lo había engañado haciéndole creer que lo que estaba haciendo con su vida era lo correcto, pero ahora era su corazón el que hablaba y con cada uno de sus latidos le decía que era lo que necesitaba. Ella, el gran amor de su vida.